Edificio alto con día nublado

Informes de transparencia de fundaciones. Opinión.

Estos días he recibido, como muchos profesionales del sector de las fundaciones, mensajes y noticias sobre un informe de la transparencia y buen gobierno de las fundaciones. Y me encuentro, visto el cariz que toma dicho informe, con que son varias las organizaciones -algunas con la forma jurídica de fundaciones- que se erigen en “árbitros auditores” del sector. Las conclusiones que extraen de sus estudios son discutibles: se basan en una recogida de datos ínfima -un universo de cien fundaciones, cuando el tejido fundacional español está compuesto por más de diez mil-, y se acompañan de valoraciones alarmistas, fruto de percepciones personales sobre la labor de las fundaciones. Otra cosa es que fuese la AEF, la Asociación Española de Fundaciones, que ya tiene más mil fundaciones asociadas, quien hiciera este informe.

Mi opinión acerca de estos informes no tiene que ver con que se aprecie la intención de estas organizaciones de erigirse en “inspectores de fundaciones”; allá cada cuál. Tampoco me interesan los rankings en los que se aúpan a las primeras posiciones las fundaciones que aportan más, o las que reciben más. Tampoco quiero manifestarme hoy sobre la urgente necesidad de una agencia estatal e independiente para todo el sector, y así no estar a merced de cincuenta registros de fundaciones, con cincuenta criterios diferentes a la hora de aprobar la constitución de una fundación. De todo ello ya he hablado en el blog.

Dada mi experiencia de muchos años en el sector fundacional, tengo muy claro que las fundaciones que hacen más por los demás no están en esos listados.

Me preocupa pensar que fundaciones que no aparezcan en estos listados crean que no van a tener fácil el acceso a ayudas; o que quienes se acerquen a ellas con ánimo de colaborar y no las encuentren en esos rankings se echen para atrás pensando que no son de fiar. Me preocupa que un exceso de celo por parte de pequeñas fundaciones les lleve a cometer errores buscando esa mal definida transparencia -llegando a publicar hasta los extractos del banco, algo que no es necesario por ley, ni aconsejable ni obligatorio- que perjudiquen su labor del día a día. De hecho solo un 15% de nuestras fundaciones dependen de las ayudas públicas, y son la que en parte obligan a esa transparencia.

Y lo que más me preocupa es que, a través de la insistencia de estos informes, se confunda y deforme la definición que el gran público va a tener sobre las fundaciones: una constante petición de la entrada de patronos “independientes” y democracia en sus órganos de gobierno que poco tiene que ver con la figura jurídica de una fundación.

Las fundaciones no son asociaciones, ni son sociedades participadas. En esa búsqueda, a mi modo de ver equivocada, de la máxima transparencia en las fundaciones, se acabará buscando lo imposible, como que hasta al alcalde, por ejemplo, forme parte del patronato de una pequeña fundación como representante del pueblo que la acoge.

Creo que quien elabora estos informes desconoce el verdadero funcionamiento de las fundaciones, tanto en España como en el mundo occidental. No conocen su historia, sus orígenes, sus fines y objetivos. Al menos creo que no pueden erigirse en árbitros y elaborar esas listas que tanto mal pueden hacer al tejido fundacional de nuestro país. Bastante tenemos con la acción de algunos protectorados y funcionarios, para que vengan desde nuestra propia casa a tirar piedras sobre nuestro tejado.

Me gustaría que compartieseis vuestra opinión al respecto de este tema. Podemos charlar en los comentarios de esta entrada, en mi perfil de facebook o en mi perfil de linkedin. Además, si tenéis alguna duda podéis escribirme al correo info@abogadodefundaciones.com y os la resolveremos a la mayor brevedad.

1 Comentario
  • Daniel Generoso
    Publicado a las 10:48h, 10 mayo Responder

    Hola. Bastante de acuerdo con la mayoría de los argumentos, aunque creo que sí hay que promover la transparencia del sector de todas las maneras posibles, ya que en estos momentos el porcentaje de entidades que publican cuentas es muy pequeño. Coincido en que mostrar sus extractos bancarios tampoco es necesario, pero hay que hacer más visible el funcionamiento y el control al que se someten las fundaciones para que el público en general vea que la gran mayoría de ellas hacen una labor excepcional.

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