Etiqueta femenina. Ocasiones especiales. Vestuario femenino de etiqueta.

Si aplicamos el término etiqueta de una forma literal, al igual que se hace con los trajes de caballero, podemos concluir que no existe la “etiqueta femenina”. No al menos, en el sentido más estricto de los parámetros que rigen la misma, al ser un término bastante difícil de aplicar en los vestidos femeninos y, al carecer de unas normas fijas como en la etiqueta masculina. No existe la “uniformidad” que teóricamente se exige para una “etiqueta” general.

Las mujeres, tienen amplia libertad para vestir a la hora de ir de “etiqueta”, aunque siempre deben regirse por el buen gusto, ciertas reglas o pautas, y de vez en cuando, por la moda.

No obstante, dentro de esta variedad, se pueden dar unas pautas generales, que debemos tener en cuenta, cuando acudimos a algún tipo de evento o acto en el que se requiere vestuario de etiqueta. Se marcan conceptos básicos, dentro de los cuales nos podemos mover en cuanto a diseños, colores y tejidos, pero siempre respetando esas características básicas que deben cumplir nuestros vestidos.

También deberíamos conocer, las equivalencias que existen entre el vestuario de etiqueta masculino y el femenino, para establecer un nivel de igualdad en el vestuario de ambos y no caer en una cierta disparidad a la hora de vestir de etiqueta.

Vestido largo
También se le conoce como traje de noche. Por similitud al vestuario masculino podemos decir que es la prenda de más etiqueta del vestuario femenino. Aunque los diseños están muy influenciados por la moda, podemos decir que se caracterizan por su elegancia y por la utilización de telas de gran calidad: rasos, sedas, terciopelos, etc. También los complementos deberán ser de gran calidad.

Para elegir un vestido de “etiqueta” cuenta con una amplia variedad de posibilidades: discretos escotes, tirantes sugerentes, espaldas al aire … pero siempre manteniendo el gusto y  la elegancia. El vestido deberá ser largo cubriendo en su totalidad las piernas; se recomienda vestir medias, aunque no se vean las piernas.

Los zapatos deberán ser altos y de tacón fino, a juego con el vestido. El bolso pequeño, de mano, de metal, carey o de tela con pedrería o brocados. Respecto de joyas, pocas y de calidad (un collar, unos pendientes y alguna pulsera y sortija). Los relojes no se llevan en las bodas, por ejemplo.

Las perlas y los diamantes siguen siendo las reinas de la noche: son elegantes y no se pasan de moda. Los vestidos de noche, admiten incrustaciones de pedrería, lentejuelas y diseños más lujosos que los vestidos de día. Los colores, por regla general, oscuros (el negro sigue siendo el rey) aunque la moda influye mucho en ello. Admite vistosos complementos como los guantes largos hasta el codo o por encima de el. Abrigos de fantasía, o de visón, echarpes, mantones, etc.

Al esmoquin y frac de los caballeros, les corresponde por norma general, el traje largo de las señoras, aunque en determinadas ocasiones, al esmoquin le puede corresponder el traje de cóctel, si la ocasión no es demasiado formal.

PARA LEER SOBRE EL CHAQUÉ   –   SOBRE EL ESMOQUIN  –  SOBRE EL FRAC 

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